En la quietud de la noche, nos sumergimos en el reino de los sueƱos, buscando refugio y descanso. Sin embargo, hay momentos en los que la oscuridad es testigo de lo inexplicable, sacudiendo nuestras creencias y despertando un temor profundo en lo desconocido. En este relato personal, compartirĆ© una experiencia que transformĆ³ mi forma de conciliar el sueƱo y despertĆ³ una necesidad inquebrantable de buscar protecciĆ³n divina.

Desarrollo:
Hace algunos aƱos, en una noche aparentemente comĆŗn, me acostĆ© en mi cama sin realizar ninguna oraciĆ³n ni gesto de protecciĆ³n. Como los animalitos, me sumergĆ­ en el mundo de los sueƱos, confiando en la seguridad de mi hogar. Sin embargo, el silencio de la noche se vio interrumpido por un sonido perturbador: rasguƱos en mi cama, como si unas garras invisibles araƱaran la tela bajo mi cuerpo.

Paralizado por el miedo, intentĆ© articular palabras pero mi voz se desvanecĆ­a en el aire cargado de tensiĆ³n. Los ruidos persistĆ­an, desafiando mi racionalidad y sembrando la semilla del pĆ”nico en mi corazĆ³n. Con dificultad, logrĆ© alcanzar el interruptor de la luz, inundando la habitaciĆ³n con su resplandor reconfortante.

Climax y ResoluciĆ³n:
El miedo me envolvĆ­a como una manta frĆ­a, pero encontrĆ© consuelo en la plegaria. Con cada palabra dirigida al cielo, los sonidos misteriosos se desvanecĆ­an lentamente, disipĆ”ndose en la noche. La luz se convirtiĆ³ en mi aliada contra las sombras del temor, y desde entonces, mi rutina nocturna se transformĆ³.

A partir de esa noche, nunca mƔs me acostƩ sin elevar una plegaria, reconociendo la fragilidad de la seguridad humana frente a lo inexplicable. Cada noche, la luz se convierte en mi escudo y la fe en mi fortaleza, recordƔndome que no estoy solo en la oscuridad de la noche.

ConclusiĆ³n:
En la encrucijada entre lo tangible y lo desconocido, las experiencias que desafĆ­an nuestra comprensiĆ³n nos obligan a mirar mĆ”s allĆ” de lo evidente. Mi encuentro con lo sobrenatural marcĆ³ un punto de inflexiĆ³n en mi vida, recordĆ”ndome la importancia de la fe y la protecciĆ³n divina en cada paso que damos.

Que esta historia sirva como recordatorio de que, incluso en los momentos mĆ”s oscuros, la luz de la esperanza y la oraciĆ³n puede disipar las sombras del miedo. En cada noche, en cada susurro del viento, recordemos que somos mĆ”s fuertes cuando nos aferramos a la fe y la confianza en lo divino.