Oh, Eterno Creador, que conoces lo que está oculto y anticipas las cosas antes de que ocurran, te ruego que despiertes tu Santo Espíritu y me brindes tu ayuda. Siento tanto temor, Señor, que solo en ti confío y espero, y en tu gracia santificadora que alcanza mi ser, porque tú eres Clemente y misericordioso, lento para la ira y rico en amor, siempre dispuesto a perdonar. Por eso te pido, Señor, que perdones a tu pueblo y a mí en primer lugar, pues deseo recibir humildemente tu perdón para poder acercarme más a ti, ya que eres mi único refugio y mi fortaleza. Tú, Señor, conoces los pensamientos del hombre, haces la mañana y la noche, y caminas sobre las alturas de la tierra; por eso tu nombre está sobre todo nombre. Hoy te pido tu don más preciado, que es la sabiduría. Tú dijiste, Señor: "Yo les daré palabras y sabiduría que ninguno de sus oponentes podrá resistir ni contradecir". Anhelo tu gran amor y, por medio del Espíritu Santo, fuente inagotable de sabiduría, que me brinde la paz que necesito y espero. Al recibir tu Santo Espíritu, que esté acompañado de todos tus dones. Sabiduría para saber manejar todo aquello que has puesto a mi disposición, entendimiento para comprender tus designios, y que al estilo de Jesús acepte tu amor y pueda brindar a todo aquel que se acerque a mi vida tu amor y bondad. Consejo, don maravilloso que me acerca a ti, para cada día tomar tu consentimiento y poder hacer mi vida limpia ante tus ojos. Fortaleza, esa fuerza extraordinaria que nos das cada día para seguir adelante, a pesar de la adversidad, y dejando atrás nuestros temores, y revestirnos de tu amor según tu corazón. Ciencia, que es la luz de tu palabra, que significa palabra eterna, la cual dio origen a nuestro mundo y guía nuestro camino para poder avanzar en nuestra vida sin importar las circunstancias, y olvidando a veces nuestra fragilidad o temores. Piedad, el único y verdadero sentido de hermandad, que nos acerca a ti y a cada ser en la vida, y nos brinda el espíritu de amor, ese que nos conmueve con el dolor y amor hacia nuestro prójimo. Y por último, el temor de Dios, ese temor que está presente cada día de nuestra vida, ayudándonos a evitar el pecado y a permanecer y perseverar en tu conocimiento, tu palabra y obra, para así conocerte y que tú mismo nos conozcas en nuestro interior y en nuestra forma de ser. Y habiendo pedido y recibido tus santos dones, Señor, porque sabemos que es un hecho recibir tus santos dones para ser cada día más completos, y que gracias a tu misericordia y amor, y a este sitio que permite refugiarnos ante tu presencia celestial cada día, bendice, Padre Santo, este lugar de oración donde nuestra mente y nuestro corazón se encuentran y tienen un equilibrio perfecto, pues tu luz ilumina cada palabra dirigida a ti con el amor y la alegría que solo nuestro Padre permite. Los dejo para que la gracia, la luz y la presencia de nuestro único Dios perduren en cada uno de ustedes que hoy tuvieron la dicha de llegar hasta aquí, un minuto para Dios, y que la bendición de Dios nos acompañe siempre, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Análisis: Es nuestro deber, siempre y en todo momento, agradecer a Dios nuestro Padre celestial por cada una de sus bendiciones, pero es necesario, en cada una de las etapas de nuestra vida, contar siempre con Él, nuestros sueños y proyectos, y pedirle todo lo que queremos y necesitamos, como nuestro padre, y respetarlo, amarlo y confiar siempre en Él. Así, bendecidos con gran abundancia y generosidad, viviremos más felices en esta tierra y podremos gozar de su generosidad más allá de la vida.